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Perros y fuegos artificiales: Causas y remedios para el miedo

¡Buenos días Wilders! En el post de hoy hablaremos de los motivos por los que nuestras mascotas pasan tanto miedo cuando se ven expuestos a fuegos artificiales. Además, os daremos algunos TIPS para hacer más llevaderos esos momentos, sobre todo ahora que se acerca San Juan, el día por excelencia en el que más ruido sufrimos. Y, por último, os contaremos las diferentes acciones a seguir con el fin de acostumbrarlos al ruido y puedan llegar a tolerarlo.

Empezaremos explicando que existen dos vías por las que puede aparecer el miedo:

  •  La vía ancestral: es la reacción natural de buscar refugio ante un gran estruendo.
  •  La vía adquirida: se trata del miedo irracional hacia ese suceso. En muchos casos lo fomentan los propios dueños cuando actúan con nerviosismo.

Dentro de las causas del miedo en animales a los petardos, fuegos artificiales, truenos o ruidos de gran intensidad en general, el principal y más obvio es debido a que su capacidad auditiva es mucho mayor que la de los humanos. Y ésta gran intensidad de ruido unida al fuerte olor a pólvora (no hace falta recordar que su sentido del olfato también está mucho más desarrollado), puede provocarles ansiedad ya que se encuentran ante una situación desconocida para ellos. Sumado a sus capacidades, existen motivos como: una deficiente sociabilización, experiencias traumáticas asociadas al ruido o los genes (existen razas de perro hipersensibles).

A pesar de que se trata de un miedo más habitual de lo que parece, puede provocar ciertos problemas si no se trata correctamente, pudiendo convertirse en fobia. Y esta fobia puede provocarles ansiedad, taquicardias, hiperventilación, incluso en el peor de los casos, puede llegar al paro cardíaco.

Consejos para saber qué hacer y que no ante dichas situaciones

Cómo actuar:

  • Cerrar las ventanas y bajar las persianas para minimizar al máximo el ruido exterior. Incluso podríamos poner la televisión o algo de música para tratar de disimular los estruendos.
  • Dejar que el animal escoja un lugar seguro en el que permanecer y no forzarles a salir. En el caso de los gatos, podemos dejar abierto su transportin, ya que, si suelen tener acceso a él, éste será su lugar de calma y más aun si lo tapamos con una manta.
  • Mantener la calma y actuar con normalidad ya que ellos son capaces de percibir nuestro nerviosismo y podría alterarles aún más. Podemos intentar jugar con ellos para distraerles e incluso ofrecerles comida.

Cómo NO actuar:

  • No lo dejes suelto ya que podría huir.
  • No lo dejes solo ya que podría aumentar su estrés, podría autolesionarse o huir. Tampoco debemos acariciarles ya que ellos podrían identificar el ruido con una situación de peligro real y podrían pensar que intentamos protegerles.
  • Nunca lo automediques (sólo en casos graves podría plantearse la medicación, pero siempre bajo la supervisión de un veterinario y acompañado de una terapia de modificación de conducta realizada por un etólogo especializado).

Igual que existen algunos pasos a seguir para calmarlos en el momento exacto en el que se produce el ruido, también existen otros tantos para ir preparándolos antes de que llegue ese momento, por lo que esperemos que éstos que os indicamos a continuación os sirvan de ayuda:

  1. Es importante que desde cachorros empecemos a habituarles al ruido de forma gradual, sobre todo de la 3ª a la 12ª semana de edad, ya que es cuando se produce la etapa de sociabilización.
  2. Debemos conseguir que asocien el ruido con algo positivo, mediante juegos o premios comestibles. Una vez distraídos con los regalos, podemos poner grabaciones o videos de fuegos artificiales, por ejemplo, siempre empezando con baja intensidad.
  3. Si hablamos de un perro que ya tiene una fobia establecida, lo correcto es acudir a terapia para ayudarle a vencer el miedo.

Distintas formas de terapia:

  • Habituación y desensibilización: poner grabaciones de ruidos habituales, pero empezando con un volumen muy muy bajo para que vaya acostumbrándose de forma gradual, siempre bajo la supervisión de un etólogo especializado.
  • Contracondicionamiento: es decir, vamos a intentar que asocie el ruido a algo positivo.